Miguel Ángel López Medina
Nacido el 14 de mayo de 1951 en Guadalajara, Jalisco, Miguel Ángel López Medina inició su formación artística a temprana edad en la Escuela de Artes Plásticas de la Universidad de Guadalajara, donde fue alumno de maestros como Tomás Coffeen, Francisco Rodríguez "Caracalla" y Jorge Martínez. Complementó su desarrollo académico en la Facultad de Filosofía y Letras de la misma universidad.
Su obra se caracteriza por una iconografía poblada de personajes que habitan escenarios de ensoñación y realismo mágico. Ángeles, diablos, brujas y figuras oníricas coexisten en ambientes que, si bien fantásticos, conservan un fuerte anclaje con lo popular y lo cotidiano. Su pintura es una danza entre lo mítico y lo terrenal, donde lo simbólico cobra vida con libertad plástica.
Además de su carrera artística, ha sido docente en diversas instituciones, incluyendo la Escuela Preparatoria No. 3 de la UdeG y el CEDART Guadalajara. Fue miembro fundador del Taller de Investigación Visual (TIV), donde colaboró con artistas como Martha Pacheco y Salvador Rodríguez, y también participó en colectivos como Olinka y Tenamaztli.
Entre 1989 y 1996 residió en Francia, donde formó parte de proyectos culturales itinerantes en ciudades como Marsella, Burdeos, Anguleim y París. Su trabajo ha sido exhibido ampliamente, con exposiciones individuales en importantes sedes como el Ex Convento del Carmen, Instituto Goethe, Teatro Degollado, Galería Carlos Ashida, Galería 16 en Zúrich y el Castillo de Lavardens en Francia.
También ha participado en exposiciones colectivas en México, Austria, Portugal, Holanda, Inglaterra y Estados Unidos. Su obra ha sido incluida en publicaciones clave como “Cuatro Siglos de Pintura Jalisciense” y el “Directorio de la Plástica Jalisciense Contemporánea”. Importantes críticos como Guillermo Samperio y Javier Ramírez han elogiado su estilo pictórico, señalando su capacidad para capturar una energía simbólica vibrante y envolvente.
Miguel Ángel López Medina ha construido una carrera sólida y respetada, tanto por su producción plástica como por su labor formativa. Con un lenguaje visual propio que se alimenta del folclore, la mitología y la cultura popular mexicana, ha contribuido significativamente al arte contemporáneo jalisciense desde una perspectiva poética, libre y profundamente humana.
